Es tracta d’un reportatge publicat sobre el santuari de Bellmunt, a pàgina sencera, dins el suplement gràfic extraordinari del diari La Vanguardia, en l’edició del diumenge 15 de gener del 1956 (pàg.45). El signa P. Vinyoles i Vivet, i les fotos són de Ramon Vinyeta.
Diu així:
“Al despedirse Jacinto Verdaguer de lo más querido que dejaba en su dulce Cataluña, dijo también adiós a la “ermita al cel suspesa”. Esta ermita, que se asienta sobre la más alta montaña del extremo norte de la gran “Plana de Vich”, es Bellmunt. Su situación geográfica exacata es 44º de latitud y 61 de longitud del meridiano de Madrid, y el conjunto montañoso está enclavado dentro de la provincia de Barcelona. No obstante, su vertiente septentrional pertenece al hermoso valle de Vidrá, ya dentro la provincia de Gerona. Así, el monte y su santuario, a 1.200 metros de altitud, preside un bello paraje que comparten las dos provincias. Geográficamente, su situación es excelente y el acceso fácil desde diversos puntos, pudiendo ser visitado en ida y vuelta en un solo día, tanto desde Barcelona como desde Puigcerdá.
Desde la cúspide de la puntiaguda montaña se ofrece una maravillosa visión, con un vastísimo horizonte abarcando todo el inmenso llano de Vich, el vidranés, el del Ges, la ingente mole del Puigsacalm, el impresionante Pirineo con su festoneada cordillera y hasta destacar el gigantesco “Pedra-forca”. Desde los valles, la blanca silueta de la ermita es familiar a todo caminante.
Contemplada por la mañana cuando la niebla flota por aquellos parajes y el sol empieza a iluminar los picos, la ilusión óptica es perfecta: iluminada por el sol su montañosa base circundada por la niebla, parece como si, realmente, estuviera suspendida del cielo. Sólo un poeta como Verdaguer podía captar tan bellísima imagen, fruto de su encendido amor a la Virgen y a todo cuanto la glorifica.
La Virgen de Bellmunt, patrona de la vila de San Pedro de Torelló, que a sus pies va creciendo y desarrollando su típica y mundialmente conocida industria de tornería, es el aglutinante de la devoción mariana de aquella comarca. Con frecuencia se organizan “aplecs”, que constituyen fervorosas manifestaciones de agradecimiento. Dentro de la ermita, la tradición mariana del valle del Ges está manifestada por ex votos y ofrendas de toda clase, con la ingenuidad que ha dado vida a un arte tan sencillo como emotivo y sincero.
Se cree que el santuario tiene su origen en el año 1020. Según testamento del conde Bernat Tallaferro, fué un castillo que va unido históricamente al padrón de la Virgen de las Aladas, aún existente, contiguo a la ermita, y que fué profanado por la horda roja. A través de los siglos, el santuario ha sufrido diversos incendios y devastaciones. Actualmente, se está llevando a cabo una restauración a fondo, dotándolo de elementos de acomodo para que los numerosos excursionistas que a él acuden encuentren un agradable reposo. De monento, se ha instalado luz eléctrica, lo cual permitirá ampliar e introducir otros servicios. Se instalará teléfono, y también se abriga la esperanza de poder construir una carretera, cuyo proyecto ha sido ya esbozado por la Diputación de Gerona. Igualmente se proyecta la erección de una nueva y alta cruz de hierro para reponer la que existía, conocida por la “Creu de Serragranyada” y que fué derribada y destrozada durante la Guerra de Liberación. El presupuesto de restauración es de cien mil pesetas. Hasta el presente, se llevan gastadas unas sesenta mil, con las cuales se ha podido consolidar lo más necesario para su conservación, instalar la luz eléctrica y acomodar las habitaciones para los visitantes, y la estancia del ermitaño, que es permanente.
Todo esto se ha podido llevar a término gracias al celo y desvelos de los administradores del Santuario, presididos por el cura párroco de San Pedro de Torelló, a los cuales no han faltado donaciones de índole varia de los devotos y entidades públicas y privadas.
Por el hecho de esta plena restauración, no es de dudar que su logro será pronto un hecho, a mayor honor y gloria de la ermita y de su excelsa Señora la Virgen de Bellmunt.”